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Bangor, y la isla de Anglesey.

Me despedí de la familia Spikes para seguir camino hacia Bangor, ciudad del Norte de Gales. Al llegar a la parada de buses, comencé a preguntar donde se detiene el T2, el cual me indicaron que me llevaría a destino. 


Un señor mayor responde, y sorprendido añade que tengo un viaje muy largo por delante, ya que debo atravesar medio país. El señor, y él resto de las personas que esperaban el bus, comenzaron a hablarme y preguntar de donde era. Respondo, seguimos dialogando, y aún pensando en el comentario, les consulto cuánto se tardaba en llegar, el hombre responde que tres horas, y en el medio tenía que cambiar de bus. Inevitablemente se me escapa una risa, y explico que en Argentina viajar tres horas es prácticamente normal, y a esta altura de mi viaje, ese tiempo no es más que un ligero paseo.
Finalmente subo al bus, que lejos de parecer un ómnibus de larga distancia, resulta ser igual que cualquier otro urbano.
Como me habían avisado, al llegar al pueblo de Machynlleth, nos bajamos del bus, y esperamos un rato, hasta que llegó otro para terminar el viaje. Machynlleth resulta ser la última ciudad antes de ingresar al Parque Nacional de Snowdonia. Este parque, cuenta con la montaña más alta de Gales, Snowdon, de 1085 m.s.n.m, el lago más grande, Tegid, y ocupa el 10% del territorio del país. Un dato curioso, es que a diferencia de otros parques nacionales, aquí esta permitida la propiedad privada, y hay pueblos en su interior.
Machynlleth






Porthmadog
Llegué a Bangor, sin obtener respuestas de las solicitudes de alojamiento que envié por Couchsurfing. Comencé a recorrer la ciudad, pero no tanto con intenciones de conocer, sino buscar algún lugar para dormir.
Desde que salí de Londres, la suerte estuvo de mi lado, siempre conseguí una casa donde dormir. Bangor parecía indicar que esto cambiaría.
Los bancos de una calle peatonal se veían cómodos, pero la cantidad de gente que circulaba por allí, me hacían pensar que no sería buena idea.
Investigo una colina con un gran parque y un edificio en su cima, y descubro que era la universidad de la ciudad. Mi mochila grande hacía que pase poco desapercibido, aunque parecía haber muy poca gente, y a casi nadie importarle mi presencia. Analizo la posibilidad de dormir en el parque, no obstante a cada paso que daba veía una cámara de seguridad, por lo que preferí evitar algún problema, en un predio aparentemente privado.
Encuentro la Catedral de Bangor. Comienzo a dar vueltas a su alrededor, intentando averiguar si había alguien en el interior que quizá se apiade de mi. Todo hacia parecer que adentro no dormiría. Del lado exterior, unas pequeñas fosas se presentan como alternativa para protegerme del viento y estar un poco oculto. La humedad que contenían me hace dudar. Decido seguir buscando algún sitio mejor, dejando la catedral como primer opción en caso de no encontrar nada más. Aparte, ¿quien se atrevería a echar de la puerta de un iglesia a alguien sin un techo donde dormir?
Comienzo a notar que Bangor posee una forma rectangular, alargada, extendiéndose sobre la orilla del estrecho de Menai (que separa la mayor parte del territorio Galés, de la isla de Anglesey). Una recorrida de Norte a sur bastaría para ver la mayoría de los lugares disponibles, y también para alejarme de la zona de mayor tránsito de gente.
Estrecho de Menai
Empiezo a caminar por una de las avenidas principales, en dirección contraria al centro. A lo lejos veo la torre de una iglesia, y enfrente de ella un gran cementerio. Me resultaba muy tétrico pensar en la posibilidad de dormir dentro de él, pero hasta el momento no abundaban las alternativas. Camino por la vereda de enfrente para primero analizar la posibilidad de algún hueco en la iglesia. Observo rápidamente, y me dirijo unos metros más adelante para comprobar que la puerta del cementerio estaba cerrada. Mientras por mi cabeza circulaban mil ideas, saltar, colarme en la iglesia, volver a las fosas de la otra iglesia, etcetera, miro enfrente, en un parque donde jugaban niños, y observo algo que cambiaría completamente mi suerte, UNA CARPA ARMADA EN EL PARQUE!!

Aún sin comprender qué hacía ahí, comienzo a recordar que Valeriane, la francesa que me alojo en Llanwyryfon me había dicho que acampar en cualquier terreno de Galés es algo que está tolerado por la ley, pero supuse que no en parques o plazas del centro de una ciudad. Pregunté a una de las madres que se encontraba jugando con sus hijos, si se podía acampar, y con mucha tranquilidad responde: "Supongo que si, ahí hay una carpa".
No pierdo tiempo, y, sin estar del todo tranquilo, comienzo a armar la mía detrás de la iglesia, buscando no ser visto desde la transitada avenida. No solo me prepare mi tienda a pocos metros de los niños jugando, sino que una vez terminado, actuando como menesteroso comencé a recorrer el tranquilo barrio, en búsqueda de cartones para utilizar de aislante.




Bethel.

Luego de una noche sin sobresaltos, al despertarme enciendo mi celular, y me encuentro con una respuesta  a una solicitud de Couchsurfing, Joan Grimberg había decidido alojarme. Por la tarde, Joan pasó a buscarme y nos dirigimos a su casa en Bethel, un pueblo ubicado al sur de Bangor. Allí vive con su marido Alan, quien se dedica a la fabricación de gaitas y un gato, que según ella, esta neurotico. Ambos se dedican a mantener viva la cultura celta mediante el idioma y la música.
Luego de instalarme, aprovechando que Joan tenia que hacer unos tramites, salimos a recorrer la región.
Primero, sin bajar del vehículo, recorrimos Caernafon, ciudad donde se encuentra, posiblemente uno de los mejores castillos de Gales, tanto por su belleza, como por su estado de conservación, y por él estilo de construcción, distinto al resto de los castillos galeses. No es casual la ubicación de tal impresionante castillo en este lugar. Sino que fue pensado como punto de defensa contra los barcos que atravesaran el estrecho de Menaí.
Finalmente, llegamos a Llanberis, pueblo ubicado a orillas de los lagos Padarn y Peris, y al limite con el Parque Snowdonia. Allí visitamos el National Slate Museum, dedicado al trabajo en las canteras de piedra de la zona, y ubicado en el edificio de los antiguos talleres. Dentro, se puede ver una noria de 15 metros de diámetro. También hay 4 reconstrucciones de casas típicas de los mineros. Cada una, de una época distinta, desde 1860 hasta 1960. Con las piedras de esta región,se construyó el castillo de Caerfarnon.
Castillo de Caernarfon (fuente: galleryhip.com)
Castillo de Caernarfon (fuente guias-viajar.com)
National Slate Museum (fuente: llamberis.com)
Por la noche, de regreso en Bethel, Joan me explica que todos los días tienen como costumbre ir al bar del pueblo a tomar unas cervezas. Salimos de la casa por una puerta trasera, de aparente poca utilidad, y para mi sorpresa el bar se encontraba enfrente.


Una vez allí, veo que sentado en una mesa del fondo, se encontraba el marido de Joan, Alan. Me invitan la primer cerveza, y sin que llegue a terminarla, ya tenía un segundo vaso al lado, y  una lista de vecinos del pueblo queriendo invitar un trago al extranjero. Entre tantos comentarios, digo que en Argentina por la temperatura a la que la comemos, bebemos la cerveza más rápido para que no se caliente. De ahí en más, cada vez que demoraba en tomar, los anfitriones me recordaban: dijiste que en Argentina beben la cerveza rapido, asi que ¡apúrate así seguís con la próxima!


En un momento de la noche, se me acerca un hombre, que comenta se dedica a realizar instalaciones de televisión por cable en distintas ciudades de Gran Bretaña. Explico que pretendía viajar por gran parte del Reino Unido, y el hombre me deja su teléfono, diciendo que generalmente hace la ruta Manchester- Liverpool- Londres. Que si me encontraba en alguna de esas ciudades, no dude en llamarlo.

Anglesey

A decir verdad, poco conocía sobre de Gales, y solo un lugar tenia un relativo interés en visitar, por lo peculiar del lugar. Me refiero a la estación de trenes de Llanfair, Llanfairpwll para los galeses, o más conocida como Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch. No se me pegaron los dedos al teclado, sino que este es el nombre del pueblo, y su estación de trenes es la posee el nombre más largo del mundo. Traducido al español es: Iglesia de Santa María en el hueco del avellano blanco cerca de un torbellino rápido y la iglesia de San Tisilo cerca de la gruta roja.


Los pobladores de la región, tuvieron la creativa idea de pensar este toponimo para atraer algunos turistas, como yo, curiosos por excentricidades como esta. En la tienda de recuerdos, aparte de productos regionales y postales, es posible sellar el pasaporte con el interminable nombre del lugar.



Luego, atravesamos la isla, para llegar hasta otra menor llamada Holyhead. Nombre que lleva producto de la gran cantidad de monumentos y tumbas prehistóricas encontradas. En las tierras sagradas de Holyhead nos dirigimos a la reserva natural South Stack.

Denominada de esta manera, por el faro ubicado en la zona, cumple la función de proteger a algunas especies marinas que habitan los acantilados de la costa del mar de Irlanda. En la torre Elin, centro de información de la reserva, es posible ver imágenes y esculturas de algunas especies protegidas. Sin duda, el puffin, con su colorido pico, es la que más llama la atención.


Mirando en dirección al mar, una pequeña isla prácticamente pegada a la costa contiene el faro antes nombrado.








A continuación, Joan me hace caminar entre los campos, en dirección al centro de la isla. A metros de unas viviendas, comienzan a aparecer círculos de piedras, conocidos como los Holyhead mountain hut circles. Estos pertenecen a antiguas casas construidas entre el periodo Neolítico y la era de bronce (aunque posteriormente seguirán siendo habitados).



Joan, al igual que el día anterior, tenía una forma particular de hacerme conocer su región. Ella decía de salir a recorrer, ya sea caminando o en el auto, pero sin decirme a donde iríamos, ni que conoceríamos. Yo la seguía, para luego sorprenderme por los lugares visitados y escucharla contar sobre ellos.


A la vuelta, realizamos una nueva parada, cerca de la estación de Llanfair, esta vez para visitar el dolmen de Bryn Celli Dhu. Aunque fue restaurado, es una de las tumbas megalíticas mejor conservada de Reino Unido. Su estructura de piedras cubiertas por un túmulo de tierra forman una especie de cueva artificial.




Finalmente me despedí de Anglesey, para retornar a Bethel, pero temporalmente, ya que al día siguiente, partiría en un ferry desde Holyhead, hasta la isla de Irlanda.

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