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Lisboa en 3 días: guía completa de viaje [Portugal]

Lisboa no es una capital europea muy grande aunque sí tiene muchas cosas para visitar. En 3 días la pueden recorrer bien. Si les gusta entrar a museos o viajan despacio, tal vez van a necesitar un día más. Yo, la Tana, la recorrí en 3 días, sin transporte mío a parte mis pies y con dos días bajo la lluvia que me frenó bastante. Esta nota es un recorrido completo paso a paso con una breve explicación de los monumentos que van a ver. Si prefieren el resumen de lo imprescindible qué ver en Lisboa, lean esta nota acá. Y ahora si, ya basta de charlas y vamos a empezar nuestro tour de Lisboa!

Intro histórica - la van a necesitar así que leanla

Antes que nada un pequeño dato histórico para entender muchas de las cosas que van a ver durante su estadía.  Podemos dividir la historia de Lisboa en un antes y un después del día de los muertos de 1755. La mañana del 1 de noviembre de 1755, mientras la mayoría de los lisbonenses estaban en la iglesia por el día de los muertos, un terremoto de grado 9 destruyó la ciudad. No solo esto sino que en los minutos sucesivos se produjo un tsunami y un incendio que duró 5 díasEl incendio ardió por tanto tiempo por la gran cantidad de velas que se habían alumbrado para los muertos aquella mañana. Como consecuencia de estos acontecimientos, el 85% de la ciudad fue destruida. Alrededor de 90 mil personas en Lisboa murieron (sobre una población de 275 mil) y otros miles más en Marruecos y en España. 

En la época, reinaba el rey José I quien más que reinar estaba más interesado en otras actividades como la caza y la pesca. Desde casi el principio de su reinado, dejó el país en las manos de un señor muy pragmático, tal Sebastião José de Carvalho e Melo, mejor conocido como el Marqués de Pombal. Acuerdense de este nombre porque lo van a escuchar muchas veces durante su estadía en Lisboa! Este hombre, con gran sangre fría y rapidez de decisiones, tomó una serie de acciones que condujeron a la reconstrucción de Lisboa como la conocemos hoy. Menos de un año después del terremoto, la ciudad ya estaba libre de los escombros y empezó así la reedificación de la ciudad.

Bueno, terminada la parte histórica (fue un poquito larga pero les juro que van a necesitar este acontecimiento para muchos de los lugares que van a ver en las próximas páginas), seguimos adelante con lo imprescindible qué ver en Lisboa en 3 días:

Día 1

Se empieza cruzando el Parque Eduardo VII para llegar a la Plaça Marqués de Pombal. Si leyeron la historia del primer párrafo y no la saltearon como yo hago siempre con las intro (je…) ya saben porque este hombre tiene una plaza entera dedicada a él y porque planeamos empezar nuestra visita desde este lugar.

Al centro de la plaza se encuentra una columna de 40 metros con arriba la estatua de él, el marqués, con una mano en la cabeza a un león, símbolo de fortaleza. Adelante la plaza y hacia el sur, tomen un paseo por Avenida da Liberdade, la calle de las tiendas de lujo, hoteles y teatros y también la calle de las marchas y de las procesiones, cuando los portugueses bajan a la calle para hacer oír sus voces. De 90 metros de ancho, tienen un paseo al centro decorado con plantas, flores y fuentes, por si no les interesa mirar los escaparates.

Llegarán a Plaça dos Restauradores. Si no hay demasiado cola, parense a comerse el primer pastel de nata en La Fábrica de Nata. El pastel de nata es una tartaleta de pasta de hojaldre rellena de una crema a base de yema de huevo, leche y azúcar. Son típicas de la cocina portuguesa y aunque se encuentran en muchos países más, la de Portugal tienen un sabor mejor ya que son originarias de este país.

Sigan paseando hacía el sur, pasarán en frente a un edificio decorado de manera muy peculiar con dos entradas a forma de hierro de caballo. Podría parecer un teatro o un museo o un edificio de la administración pública pero “simplemente” es una estación de trenes, más precisamente la estación Rossio. Su fachada está decorada en estilo neomanuelino y remonta a finales de 1800. El estilo manuelino es un estilo portugués típico del siglo XVI. Adentro la estación, el techo de los andenes está hecho de hierro y es obra de Gustave Eiffel. No cuesta nada entrar y echarle un vistazo a esta maravillosa estación.

Un par de minutos más andando por la misma dirección y llegarán a la Plaza Dom Pedro IV, una de las plazas principales de Lisboa. Durante el siglo XIX, en los cafés alrededor de la plaza se solían juntar los artistas y literatos de Lisboa. Desafortunadamente, muchos de esos cafés se convirtieron en bancos en los años 70 pero de alguna manera la atmósfera que los artistas lisboetas pudieron haber respirado en el pasado, aún permanece hoy en esta plaza.

La estatua que se encuentra en el medio de la plaza es la del rey que da el nombre a la plaza, Dom Pedro IV, rey número 28 de Portugal y primer emperador del Brasil independiente. Aunque la leyenda dice que la estatua en realidad representa a Maximiliano I de Mexico, segundo y último emperador  de México, quien murió asesinado unos meses antes de que la estatua se terminara. Por esta razón, Portugal se la compró en fuerte descuento y la usó para Dom Pedro IV y de hecho esto explicaría la semejanza entre la estatua y Maximiliano.

Si bien la plaza cambió nombre a Plaza Dom Pedro IV en 1874, para los lisbonenses aún es conocida con el antiguo nombre de Plaza Rossio.

Antes de irse de la plaza, entren a una de las tiendas más curiosas del mundo, que se encuentra a su derecha: O Mundo Fantástico da Sardinha Portuguesa. El nombre no deja dudas sobre lo que esta tienda puede vender. Pero hay que decir que las latas de sardinas que encontrarán en esta tienda, no las van a encontrar por ninguna otra tienda del mundo! A éste propósito, lean más sobre esta tienda acáY si no les gustan las sardinas, no se preocupen que hay latas de muchos tipos de pescados más.

Sigan por la calle delante de ustedes, Rua Áurea, y párense a admirar la estructura del Elevador de Santa Justa. Contrariamente a lo que muchos piensan, NO es obra de Gustave Eiffel, sino de un alumno suyo, un tal Raoul Mesnier. Fue construida en 1902, tiene 45 metros de altura y conecta el barrio de la Baixa con el barrio del Chiado. La subida cuesta €5,3. Pueden decidir subir o no, la subida parece no ser una gran cosa y sobre todo la cola es muuuuy larga. El consejo más asequible (a.k.a. para las ratas se diría en Argentina o sea quien no quiere gastar) de mi parte es ahorrarse el dinero y el tiempo de espera y subir andando. El recorrido es igual o más lindo ya que van a tener la oportunidad de ver estas callecitas y estos rinconcitos de la Lisboa típica.

Así que suban 5 minutos andando por la calle detrás del ascensor (Rua do Carmo) y llegarán a la plaza donde se encuentra el Convento y el Museu Arqueológico do Carmo. La entrada cuesta €5 (€4 los estudiantes). El Convento o, lo que queda de esto, es un testigo de lo que pudieron haber visto los lisbonenses por todo lado de su ciudad unos días después del primer de noviembre de 1755, cuando el tsunami y los incendios dejaron paso al desconcierto y a la desesperación. 

Los majestuosos arcos que se extienden hacia el cielo es lo que queda de lo que era, antes del gran terremoto, la iglesia más grande de Lisboa, construida entre 1389 y 1423 en estilo gótico. Tan grande y concurrida era esta iglesia que estaba en competición con la mismísima Sé (catedral) de Lisboa, que van a visitar más tarde. 

En lo que era el coro de la iglesia, se encuentra hoy el Museo Arqueológico do Carmo que assembla muchos de los tesoros que llegaron desde los monasterios de todo Portugal después que fueron disueltos en 1834. De morboso interés es la sala que alberga unos hallazgos arqueólogos que proceden de las colecciones de dos importantes arqueólogos portugueses. En esta sala se encuentran tres momias. Una dentro de un sarcófago egipcio. Si miran, se pueden entrever sus pies. Además hay dos momias, un niño y una niña, procedentes de Perú, muy bien preservadas.

Siempre en el museo, se puede ver la tumba de Ferdinando I de Portugal finamente tallada con escenas de la época. Busquen al alquimista entre los personajes representados.

Finalmente, en la última sala hay un filmado interactivo de la historia del convento que está proyectado sobre una pared decorada. Merece la pena al 100% pararse 15 minutos a mirarlos también si no hablan portugues o inglés porque lo van a disfrutar seguro.

Si ustedes son cristianos, no se olviden de echarle un vistazo a una placa tallada que se encuentra a la entrada del museo. Esta placa confirmaría que a los fieles que visitan esta iglesia, el Papa Clemente VII garantiza 40 días de indulgencia. ¿Valdrá también para el pecado de gula al querer comer tantos pasteles de nata?

Cuando salen del Convento, den la vuelta a la izquierda por Calzado Sacramento y a la derecha por Rua Garrett. A su derecha se encontrarán con la Livraria Bertrand, la librería operante más antigua del mundo. Fue fundada en 1732 por un librero francés y desde entonces cambió muchos dueños y muchas sedes. Sin embargo desde hace 290 años es destino preferido de generaciones y generaciones de bibliófilos, escritores e intelectuales portugueses, y obviamente turistas.

Adentro, la librería está dividida en diferentes salas que toman el nombre de diferentes escritores portugueses y obviamente, la última sala está dedicada a Fernando Pessoa, uno de los poetas más grandes de la literatura portuguesa.

En Abril 2010 entró oficialmente en el Guinness World Record y a la entrada de la misma se puede ver el certificado del récord.

A la salida de la librería, sigan 100 metros más para llegar al café A Brasileira do Chiado y siéntense a tomar un café con Fernando Pessoa, y literalmente lo pueden hacer. El famoso poeta, escritor, filósofo, etcétera portugués solía venir a este café a leer, escribir, y tomar café o absenta. Ustedes también pueden sentarse a tomar un café o una copa de absenta con él gracias a una estatua en su honor construida en el centenario de su nacimiento que se encuentra justo en frente al café.

Ahora sigan todo derecho por la misma calle hasta cruzar Praça Luís de Camões. Caminen unos 300 metros más para encontrar a su izquierda Rua da Bica de Duarte Belo. El nombre hacía referencia a la bica (fuente de agua) que aquí se encontraba, la cual había sido construida por Duarte Belo en 1700. En esta callecita muy empinada, una de las muchas que tendrá que subir y bajar en Lisboa, se encuentra el ascensor Bica, uno de los funiculares amaraillos tan famoso de la ciudad. Este en particular, ayuda a los Lisbonenses y los visitantes a subir y bajar por la ciudad desde 1892 (¡130 años!). Se considera una de las calles más bonitas del mundo y seguramente lo es entre las de Lisboa ya que su perspectiva le da un toque de postal con todo lo que es más típico de Lisboa: una calle empinada, el ascensor, el Tajo de fondo. Solo faltaría una tienda de sardinas o una pastelería vendiendo pasteles de nata y lo tendría todo todo.

Vuelvan ahora atrás hacia Rúa Nova Da Trinidade y suban hacia el norte hasta cruzarse a su derecha con Rúa Trinidad. Camine unos metros más y a su izquierda tendrán la Casa do Ferreira das Tabuletas. La decoración de este edificio fue comisionada por el masónico Manuel Moreira Garcia en 1864 al pintor de azulejos Luis Ferreira. Este pintor empezó su carrera pintando tabuletas y de ahí el nombre de Ferreira das Tabuletas para el edificio. En los espacios entre las ventanas están representadas algunas alegorías, la Tierra y el Agua al primer piso, la Industria, el Comercio al segundo y la Agricultura y la Ciencia al tercero. En los lados del edificio se encuentran 4 leones, símbolo del escudo de la familia Moreira Garcia. Pero la parte más interesante sin dudas, está en el frontón triangular: Ferreira pintó, circundado de cornucopias, frutas y otras decoraciones, el ojo de la providencia y una estrella de cinco puntas. ¿Alguien dijo masonería? Acá la encuentran.

Terminada esta pequeña curiosidad masónica, regresen de donde venían, den vuelta a la derecha por la calle Rua Nova da Trindade y sigan hasta el final para visitar la Iglesia de San Roque. Verán una fachada renacentista muy simple y lineal. Entren a la iglesia y olvídense de lo que acaban de ver porque el interior es completamente punto a parte con respecto a la fachada.

Esta iglesia fue construida en el siglo XVI por los Jesuitas y su interior está ricamente decorada en oro. La capilla más famosa y la en que tienen que pararse a admirar sí o sí  entre todas es la Capela de São João Baptista. La capilla fue ordenada por el rey Dom João V en 1742 para ser construida y decorada en Italia por el mismísimo arquitecto del Papa, el todo sin miedo a las expensas. Cientos de artesanos trabajaron en la construcción de la capilla, que fue construida con diferentes tipologías de mármol y muchas piedras preciosas además del bronce dorado que está a la base de la arquitectura. Resultó ser una de las capillas más caras y lujosas de todo el siglo. La capilla se construyó dos veces: una vez en Roma dónde fue bendecida por el Papa Benedicto XIV. Fue enseguida desmantelada y transportada por tres barcos hasta Lisboa y allí construirá una segunda vez en la Iglesia de San Roque donde ustedes están ahora admirándola.

No hay un solo centímetro de esta iglesia que no merezca ser admirado en gran detalle como por ejemplo el pavimento y ni hablar del techo que está ricamente decorado con un gran trampantojo. Representa una bóveda sostenida por unos arcos ricamente decorados. Entre los arcos se encuentran balcones con cúpulas sostenidas por columnas. Alrededor de estas, están representadas escenas bíblicas como La Última Cena y el medio, un gran medallón representa la Glorificación de la Cruz.

Y justo cuando piensan de no poder sorprenderse más ahí aparece una estatua de elefante mirando el altar principal. Por mi mal portugués no logré entender si es una estatua temporal o si se va a quedar en la iglesia a tiempo indefinido y en internet no logro encontrar más informaciones así que ustedes me dirán en los comentarios si cuando visitan la iglesia, aún se puede ver el elefante o no. Otros tesoros más se conservan en el cercano Museo de São Roque cuya entrada cuesta €2,50 pero el domingo es gratuita hasta las 14:00.

Sigan por la ruta qué pasa detrás de la iglesia que se llama Rúa de São Pedro de Alcántara hasta llegar al mirador de San Pedro de Alcántara dónde podrán gozar de una vista increíble de la ciudad. Si necesitan una pausa, sigan 2 minutos más para llegar hasta el Pavilhão Chinês algo entre un pub y un museo: Lo que empezó como una colección privada de muchas cosas de un poquito de todo se terminó convirtiendo en una colección tan grande que se necesitó encontrar un lugar mucho más grande donde poner en muestra todos los objetos. Así nació este lugar tan raro y tan curioso. Si son de esas personas a las que les gustan las cosas un poco raras, un poco obsesivas, este es el lugar donde descansar un rato tomándose una pinta de cerveza mirando a la gran cantidad de muñecas, vasos, cuadros, tazas, uniformes y mucho más a sus alrededores.

Es ahora el momento de volver a la zona baja de la ciudad. Vuelvan atrás en sus pasos siguiendo la ruta por la que vinieron: rua San Pedro de Alcántara, Rua da Misericórdia y siguen ahora por Rua do Alecrim hasta casi el final de la calle, donde a su derecha encontrarán la Pink Street (la calle rosa). En total son 15 minutos andando. 

Todo empezó en 2013 cuando la administración decidió pintar la calle de un color muy fuerte de rosa transformando así la calle en una de las calles más “cool” de la capital y también del mundo ya que el New York Times la lista entre las 12 favoritas de Europa.

En los dos lados de la calle hay bares y restaurantes que están abiertos hasta muy tarde por la noche. Ese lugar es el lugar donde ir a tomar algo después de un día de visitas o para comer algo o simplemente para sacarse una foto para Instagram.

A mí personalmente no me pareció un lugar tan lindo como para ser imprescindible de visitar en Lisboa sin embargo tiene su lugar dentro de las mejores guías de la ciudad y decidí visitarlo ya que igual estaba de paso. Al verlo confirmé mi idea que no me parece un lugar interesante para ver en Lisboa. 

Pero la cosa que más me interesó a mí es su historia. Originalmente se conocía como Rúa Nova do Carvalho y como era muy cerca del puerto está zona era un lugar de encuentros para marineros, criminales, ladrones, prostitutas y gente que andaba en asuntos un poco turbios. Los criminales y los marineros sobre todo se encontraban en esa zona para beber, fumar, ir con prostitutas, y jugar al azar. La mala fama de esta calle continuó en las décadas hasta la transformación del barrio y en fin, con la coloración de la pavimentación. Lo que hace unas décadas atrás era el distrito de luces rojas, ahora se pintó en rosa y en el lado más de postureo de la ciudad.

Si la quieren si o si visitar para sacar la foto para su Instagram, tendrán que madrugar temprano porque durante el día está repleta de personas que quieren sacarse la misma foto que ustedes. Y más, al mediodía los restaurantes sacan las mesas afuera así que tendrán aún menos espacio libre de personas para las fotos.

Cuando estén satisfechos de las fotos en Pink Street, bajen unos 100 metros más hasta Rua dos Remolares, den vuelta a la derecha y se encontrarán con el mercado de Ribeira, mejor conocido como el Mercado Time Out de Lisboa.

Es el mercado cubierto más antiguo de Lisboa ya que abrió por primera vez en 1832. En realidad, el mercado en sí mismo es mucho más antiguo pero antes se encontraba en otro lugar. En el siglo XVII era uno de los mercados más famosos de toda Europa pero el mercado como lo ven hoy remonta a 2014 cuando Time Out, el famoso periódico, se ocupó de la reestructuración del espacio. Para hacer esto, pidió a sus food blogger cuáles puestos de comida les habría gustado encontrar dentro del mercado. Esto resultó en lo que ven hoy. Planeen bien cuando ir a visitarlo ya que obviamente a la hora del almuerzo y de la cena hay colas muy largas para casi todos los lugares de comida. A mi personalmente me gustó más la parte del mercado más tradicional, la que vende frutas y verduras, carne y pescado, plantas y flores, etcétera… pero no excluyo que si alguien tiene la paciencia de hacer la cola, pueda resultar un muy buen lugar de comida.

Día 2

Salgan ahora por la puerta principal del mercado, frente al río, y den la vuelta a la izquierda y sigan andando hasta Praça do Comércio. Se encuentran ahora en el centro neurálgico de la ciudad, Esta plaza columnada fue construida en el lugar donde surgía el Palacio Real el cual fue destruido por el terremoto de 1755. ¿Ven cómo todo se conecta al terremoto de 1755? Qué bien que hicieron al leer la pequeña introducción que le dí al principio del artículo! Volviendo a Praça do Comércio: los edificios alrededor de la plaza albergan ministerios y oficinas mientras que en la planta baja hay restaurantes y cafés. Al centro de la plaza se encuentra la estatua del rey Dom José I, el soberano que estaba gobernando el momento de la reconstrucción de la ciudad después del terremoto. Parte más mórbida de la historia de la plaza es que hay el nombre de otro rey estrictamente conectado con esta plaza: el de Dom Carlos I el cual fue asesinado acá en 1908 durante un intento de transformar el reinado en una república. Como si no fuera suficiente todo lo anterior la plaza tiene una increíble vista al estuario del Tajo desde uno de los lados de la plaza.

En el lado opuesto a lo del mar se encuentra el arco de la Rúa Augusta. Este arco se construyó para celebrar la reconstrucción de la ciudad después del terremoto 1755 pero se terminó solo 1863. Conecta la Praça do Comércio con Rua Augusta, una calle peatonal repleta de cafés, restaurantes, pastelerías y tiendas. Fijense ahora al grupo escultórico que se encuentra arriba del arco. Arriba de todos, está la Gloria quién está coronando al Valor y el Genio. Debajo de éstos, nos están mirando a la izquierda Vasco da Gama, el famoso explorador portugués y a la derecha el Marqués de Pombal que seguro sabrán a esta altura que fue la persona que reconstruyó Lisboa después del terremoto. 

Justo a 3 minutos andando desde el arco de la Rúa, se puede visitar el Palacio dos Leones. Si no quieren visitar el museo por dentro, les aconsejo ver la fachada por fuera. Este edificio fue la sede de un banco. Las estatuas de los leones están hechas por el escultor Jorge Pereira y actuaban como defensores de los valores del banco. Entre sus garras, tenían el nombre del banco. El edificio es hoy en día un museo y hoy se puede visitar el interior.

Abandonamos ahora el barrio de Baixa para entrar a la Alfama. Tomen la primera calle a la izquierda después de Arco de la Rúa Augusta (Rua da Prata), den vuelta a la segunda calle a la derecha, Rúa de São Julião, una pequeña vuelta más para seguir en la misma dirección y se encontrarán adelante una plaza dónde se encuentra la Igreja de São Antonio. En Portugal, la gente se refiere a São Antonio de Lisboa sin embargo yo soy italiana y siempre lo conocí como San Antonio da Padova (aunque reconozco que nació en Lisboa). De todas formas, esta iglesia fue construida en el lugar donde nació San Antonio. Bajando unas pequeñas escaleras dentro de la iglesia, se puede visitar el pequeño altar que marca el lugar exacto de nacimiento. La entrada a la iglesia es completamente gratuita.

Afuera de la iglesia se encuentra una pared amarilla llena de platos decorados con pedidos al santo. Los pedidos están en todos los idiomas y algunos son verdaderas pequeñas obras de arte así que párense un par de minutos a leer unos.

Sigan ahora subiendo por la misma calle que antes, se encontrarán con otra iglesia justo detrás de la de São Antonio. Esta es la Sé de Lisboa o sea la Catedral de la ciudad.

Lo que le puede llegar a sorprender es que la Catedral de Lisboa tiene un estilo románico muy simple y muy lineal, esto con respecto a las otras iglesias que luce Lisboa, las cuales están todas muy decoradas tanto por fuera cómo por dentro. La Sél estaba de hecho decorada, pero muchas de las decoraciones se perdieron durante el terremoto. No obstante esto, el rosetón de la iglesia fue restaurado a su antiguo esplendor en los años 30. La Catedral remonta al año 1150 cuando la ciudad fue conquistada a los moros y la catedral fue construida en el lugar donde se encontraba una mezquita. La visita al Museo del Tesoro cuesta €4 y es acá donde se encuentran los restos de São Vincente y el claustro del siglo XIII. 

Suban siempre siguiendo la misma calle por la que vinieron que ahora se pasará a llamar Rúa Augusto Rosa. Suban hasta que a su derecha se abrirá una magnífica terraza con jardín: bienvenidos al mirador de Santa Lucía del cual podrán gozar de una de las vistas más lindas de Lisboa.

Azulejos, bougainvilleas, y una vista increíble de los techos del barrio Alfama, … puede ser que este sea el rincón más romántico de la ciudad.

A parte del magnífico panorama, noten también los detalles de los azulejos presentes: un retrato de Santa Lucia, Praça do Comércio antes del terremoto y la reconquista por parte de los cristianos del Castillo de San Jorge de 1147.

Cuándo terminan de sacar fotos, porque la vista y el mirador merecen muchísimas fotos, suban por la calle que encuentran justo detrás del mirador, Tv de Santa Lucía, que sigue por Largo do Contador Mor. Al final se encontrarán frente al Castillo de San Jorge, el castillo de Lisboa. Posiblemente ya había un castillo en esta área desde la Edad del Hierro y cuando la ciudad fue conquistada por los moros, éste castillo sirvió de fortaleza durante el largo asedio de los cristianos. Los cristianos, conducidos por Alfonso Enrique, lograron finalmente romper las defensas de los moros después de muchos meses y pudieron conquistar Lisboa en 1147.

La familia real inicialmente residió en el castillo pero Manuel I movió la corte a un lugar más cerca del río. El castillo sirvió en los siglos siguientes como prisión, orfanato y con otros fines más hasta que durante el siglo veinte fue transformado en museo. Pequeño dato curioso: fue en este castillo a donde volvió Vasco da Gama, tras volver de la India a través del mar a finales del siglo XV. La entrada al castillo cuesta €10.

A la salida del Castilla den vuelta a la izquierda y se encontrarán en el barrio de Santa Cruz. Le aconsejo dar una vuelta ya que sus callecitas estrechas están todas por descubrir.

Vuelvan ahora a la calle del mirador de Santa Lucía y siguen hacia arriba siempre por la misma ruta. Llegarán así a otro mirador: el Mirador das Portas do Sol que se encuentra un poquito más arriba de lo de Santa Lucía. A su izquierda verán el distintivo edificio de la iglesia de São Vicente de Fora. Un poquito escondido por debajo del Mirador se encuentra uno de los secretos del mirador: es un túnel pintado con la historia de Lisboa en viñetas

Siguen otra vez todo derecho por Rua São Tomé y suben a la escaleras llamada Beco Dos Loios y hasta el final de Rua de São Vicente. Llegarán a la iglesia que hace un rato veían del mirador das Portas do Sol: el monasterio y la iglesia  de São Vicente de Fora. La iglesia está dedicada a San Vicente quien es el santo protector de Lisboa y “de Fora” se refiere al hecho de que originalmente la iglesia se encontraba fuera de la muralla de la ciudad. Originalmente, la iglesia tenía una cúpula la cual se derrumbó encima de los fieles durante el terremoto.

La fachada está decorada en estilo manuelista pero dentro esconde un increíble tesoro: la más extensa colección de azulejos del mundo. Esta colección incluye una serie de paneles de azulejos que representan la historia de Portugal y otros que ilustran las Fábulas de La Fontaine y que remontan a mitad del 1700.

La Iglesia también alberga las tumbas de soberanos portugueses pertenecientes a la Dinastía de Braganza. Algunos de los reyes que están enterrados son Catalina de Braganza quien fue reina de Inglaterra en 1600; Carlos I, al quien ya conocemos (fue el rey que fue  asesinado en la Praça do Comércio) y el último monarca portugués, Manuel II.  

Piérdanse entre las tumbas hasta llegar a una pequeña capilla con un memorial a un caballero muerto durante la reconquista de la ciudad. La leyenda cuenta qué un árbol nació de su tumba.

La entrada a la iglesia es gratis sin embargo para entrar al monasterio hay que pagar €4.

Siguen recorriendo la calle pasando por atrás la iglesia de São Vicente de Fora hasta llegar al Panteón Nacional.

El Panteón Nacional nació como Iglesia, la Igreja de Santa Engrácia, la cual empezó a construirse a finales de 1600 y tardó “solo” unos 300 años para ser terminada. 

Tanto tiempo tardó esta iglesia en construirse que hay una expresión portugués - "obras de Santa Engrácia" - para indicar algo que está tardando mucho en hacerse y que nunca se completa.

Como todos los Panteones Nacionales alberga las tumbas de personajes importantes de la historia de Portugal, como por ejemplo los presidentes de Portugal y también el cenotafio de otras personas más como el de Vasco da Gama. En el Panteón también se encuentra Anália Rodrigues, la cantante de fado más famosa de Portugal. Se puede subir a la terraza si aún no están cansados de ver los panoramas de Lisboa y el billete cuesta €4.

Los mejores días para visitar el Panteón Nacional son el sábado o el martes por la mañana porque cerca hay el mercado de la Feira da Ladra, un mercado de objetos de segunda mano dónde se puede encontrar literalmente de todo.

Tienen ahora que regresar a la calle que se encuentra enfrente a São Vicente de Fora y dando la espalda a la Iglesia tomar la casa a la derecha, Rua da Voz Do Operário. Tendrán ahora dos miradores seguidos. El primero, Miradouro da Graça, lo pueden encontrar cruzando el jardín da Graça y se encuentra justo al lado del Convento da Graça. Por el segundo, tomen la calle cerca del convento, Largo da Graça, hasta la calle Rua da Senhora do Monte y siganla hasta llegar al Miradouro da Senhora do Monte.

Para bajar otra vez al centro yo le aconsejo tomar las Escadinhas Damasceno Monteiro y después perderse por las callecitas y las escaleras de la Alfama hasta llegar otra vez al centro de la ciudad. En alternativa, pueden cómodamente tomar uno de los buses o aún mejor el tramo número 28 que los va a reconectar con todos los puntos turísticos y de interés de la ciudad.

Todo este recorrido hasta acá lo puedo hacer en un día si viajan rápidos o mejor en 2 días si quieren entrar a unos lugares o gozar más de las preciosas vistas de los diferentes miradores. 

Día 3

Para el tercer día, nos movemos un poco en las afueras del casco antiguo de la ciudad para ir a descubrir el Barrio de Belém. Yo llegué hasta allá andando ya que por fin, después de dos días de lluvia, el tercer día en Lisboa empezó con el sol. Lo hice también porque quería pararme en un par de lugares que se encontraban a mitad del recorrido. Andando se tarda alrededor de una hora y 20 minutos si se va directo. Si no, se puede llegar directamente al barrio de Belém con el tram o con el bus, y tarda alrededor de media hora desde las paradas en el centro de la ciudad, por ejemplo desde la Praça do Comércio.

Mis paradas intermedias fueron el Palacio y los Jardines das Necessidades y el complejo LX Factory con la librería Ler Devagar. Vamos con orden:

Desde Praça do Comercio se puede llegar hasta el Palacio das Necessidades paseando por la ribera del río y son un poco más de 40 minutos andando. Si bien hoy en día es la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, este edificio nació como convento pero sirvió por mucho tiempo también como residencia de los reales de Portugal. Desafortunadamente, no se puede visitar al interior pero se puede gozar de una increíble vista al río y al puente 25 de Abril desde la terraza con fuente frente al palacio.

También se puede visitar el jardín del palacio cuya entrada se encuentra justo al lado del edificio principal. El jardín en una mezcla de cuidado y abandono, el ideal para los apasionados de edificios abandonados y entornos mágicos. Hay un pabellón, construido para la reina Amelia de Orleans, así como un invernadero circular con una estructura en vidrio y hierro, cubierto por una gran cúpula construida por el rey Pedro V para su esposa.

Animales como gallinas (muchísimas!), patos, pavos reales etc… pasean libremente por el jardín y no le tienen miedo a los visitantes. A lo sumo puede pasar lo contrario. La parte del jardín dedicada a los cactus es de las más lindas y me pasé casi una hora solo en esta área a sacar fotos y mirar los diferentes tipos de plantas.

Para el complejo LX Factory son 15 minutos más andando desde el Palacio das Necessidades. Un poco como pasó con la Pink Street (la calle rosa del centro de Lisboa) esta área también pasó a ser una de las áreas más trendy de Lisboa. Desde 1846 hasta 2008, este espacio era un complejo industrial como muchos en las periferias de las grandes ciudades. Sin embargo una inteligente obra de revaluación del área supo transformar los grandes espacios que había, en modernas oficinas, y sobre todo en restaurantes, bares, café, tiendas a la moda, etcétera… Logró todo esto manteniendo la esencia (si de esencia se puede hablar) del complejo industrial que era o sea manteniendo los mismo edificios en el estado arruinado en que se encontraban antes de 2008. Todo esto permitió dar a LX Factory este aura de abandono chic.

Dentro de los edificios aún se pueden ver las máquinas del viejo complejo como por ejemplo en la librería Ler Devagar cuya segunda planta está constituida por la vieja máquina impresora de la antigua editorial que ocupaba este lugar. La librería ha sido listada entre las más lindas en el mundo por el Daily Mail y el Financial Times. Sin dudas es un lugar de los más curiosos.

Si bien es interesante, no lo considero una etapa fundamental si no tienen tiempo para visitar este lugar.

Desde el complejo LX Factory al barrio de Belém es casi media hora más andando. 

Belém es uno de los barrios más famosos de Lisboa. Es desde este lugar que Vasco da Gama zarpó para la India en 1497 y en este lugar volvió dos años después. Y para celebrar el éxito del viaje, fue en este lugar que se construyó el Mosteiro dos Jerónimos. A la víspera de su partida por la India, el rey Dom Manuel prometió que habría construido una iglesia si Vasco Da Gama hubiese vuelto sano y salvo desde su viaje de exploración. Da Gama no solo volvió sano y salvo sino que su nave está llena de especias cuyo precio cubrieron abundantemente el coste de la construcción del monasterio. Los trabajos empezaron en 1501 siendo el arquitecto Diogo de Boitaca quien había construido el primer edificio Manuelino en la ciudad de Setúbal. Fue escogido este lugar porque acá se contraba la Ermida do Restelo, la iglesia donde Vasco da Gama y sus compañeros de viaje pasaron la noche antes de empezar el largo viaje rezando.

Toda la iglesia, así como el claustro, está decorada en estilo manuelino con muchas referencias al mundo de las exploraciones como cabos marineros o esferas armilares, un instrumento astronómico para determinar la posición de los cuerpos celestes. Levanten la cabeza para admirar también las columnas de la iglesia que fueron diseñadas como si fueran palmeras gigantes y cuyas ramas se enredan en la bóveda de la nave.

La tumba de Vasco Da Gama se encuentra a la izquierda de la entrada. Busquen a la columna a la izquierda de la tumba de Vasco da Gama. Tallada entre las decoraciones se encuentra la mano de Dios. Hay otros personajes importantes que se encuentran sepultados acá, como por ejemplo Luís de Camões y Fernando Pessoa, famosos poetas portugueses.

En el monasterio, otra gran piedra miliar de la Historia se inscribió. En 2007 se firmó el Tratado de Lisboa para cimentar la formación de la Unión Europea. La entrada a la iglesia es gratuita mientras para visitar el monasterio, la entrada es de €10.

Frente al Monasterio, en la ribeira, se encuentra uno de los símbolos de Lisboa, el Padrão dos Descobrimentos, el monumento a los descubrimientos. Este monumento fue construido en 1960 para conmemorar el aniversario número 500 de la muerte de Enrique el Navegante, quien inició la era de los descubrimientos en Portugal. Y es justo su estatua con una carraca (un tipo de embarcación) entre sus manos, la que se encuentra al frente del monumento, el cual representa una carabela. Detrás de Enrique, se encuentran las estatuas de otros 32 exploradores. Reconocerán, en el lado este, Vasco Da Gama, dos figuras detrás de Enrique, con la mano izquierda en su espada y Fernando de Magallanes, quinta figura detrás de Enrique, mirando hacia abajo. Del lado oeste, se puede reconocer la única mujer del grupo, Felipa de Lancaster, reina consorte de Portugal y Luís de Camões, el poeta del cual vieron la tumba en el monasterio y que en el monumento se encuentra al centro escribiendo sobre las navegaciones en una larga hoja de papel.

En fin, desde el monumento siguen hacia el mar abierto hasta llegar a la Torre de Belém. En estilo manuelita, la torre fue construida a principio de 1500 para defender la entrada al río Tajo. Se puede bajar al calabozo para ver la prisión y los locales donde se almacenaba la pólvora. Y también se puede subir a la terraza a través de una empinada escalera de caracol, de donde se goza una linda vista del barrio de Belém y del río. La entrada cuesta €6.

Si tienen tiempo y están apasionados, pueden visitar el Museu dos Coches, uno de los museos de carruajes más grandes del mundo. Remontan desde el siglo XVI al XIX, de lujos, decorados, pintados, cubiertos en oro, … El museo cuesta €4. No logré entrar por falta de tiempo pero escuché muy buenas recensiones sobre el lugar así que ustedes me dejarán saber si tengo que volver a Lisboa para visitarlo o no.

Un último lugar hay que visitar en Belém antes de volver al centro de Lisboa y esto es la pastelería Pastéis de Belém quien se encuentra justo al lado del convento. Desde 1837, esta fábrica de Pasteles de Nata, hornea centenares de pasteles según la antigua receta original (y secreta!) de los Jerónimos del convento cercano. Finalmente, con la panza llena de pasteles de nata y la memoria de su cámara fotográfica llenas de fotos, pueden regresar al centro de Lisboa.

Esto es todo lo imprescibdible que visitar en Lisboa en 3 días, entre arquitectura manuelita y pasteles de nata.

Resumen de lo que van a recorrer

Día 1: Parque Eduardo VII, Plaça Marqués do Pombal, Avenida da Libertade, Plaça dos Restauradores, Estación do Rossio, Plaça Dom Pedro IV, O Mundo Fantástico da Sardinha Portuguesa, Elevador da Santa Justa, Convento y el Museu Arqueológico do Carmo, Livraria Bertrand,  café A Brasileira do Chiado y estatua de Fernando Pessoa, Rua da Bica de Duarte Belo, Casa do Ferreira das Tabuletas, Iglesia de San Roque y museo, mirador de San Pedro de Alcántara, Pavilhão Chinês, Pink Street, Mercado Time Out de Lisboa

Día 2: Praça do Comércio, arco de la Rúa Augusta, Palacio dos Leones,  Igreja de São Antonio, Sé (Catedral) de Lisboa,  mirador de Santa Lucía, Castillo de San Jorge,  barrio de Santa Cruz, Mirador das Portas do Sol, el monasterio y la iglesia  de São Vicente de Fora, Panteón Nacional, Feira da Ladra, Miradouro da Graça, Miradouro da Senhora do Monte.

Día 3: Palacio y Posada das Necessidades, LX Factory y livraria Ler Devagar, Mosteiro dos Jerónimos, Padrão dos Descobrimentos, Torre de Belém, Museu dos Coches, pastelería Pastéis de Belém.


Ya no hace falta decir cuánto merece la pena pasar unos días en LisboaDéjanos saber en los comentarios si les gustó este recorrido por la ciudad. Tchau!

Escrito por la Tana Laura


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