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Quito: Mitad del mundo.

Tal vez Quito no fue de las ciudades que más profundamente recorrimos. Más bien podría decirse que fue “poco”. Aunque en este caso priorizamos la experiencia de compartir dos días con una familia de Quito, y recorrer con compañía local.


Por primera y única vez en el viaje, tuvimos la posibilidad de realizar Couchsurfing, y así conseguimos que Jaime nos hospede en su casa. Al llegar, nos recibió junto con Yeni, su madre, quien durante el tiempo que estuvimos con ellos, nos trato como a sus hijos.

Tuvimos una larga conversación que nos permitió conocer bastante a la familia. Por ejemplo que habían vivido en varios lugares del país, incluyendo la región oriental, conocido como la zona amazónica. Es por ello que Jaime no pudo evitar reír cuando le dijimos que habíamos conocido la selva por realizar la excursión en Baños, ya que esta ciudad apenas se encuentra a las puertas del Amazonas.

También pudimos conocer la gran simpatía que tiene él y su familia por el presidente del país Rafael Correa, y así, aunque con una lectura claramente parcial, conocer un poco de la realidad política y social ecuatoriana. 

Finalmente salimos a recorrer la ciudad. Jaime es estudiante de economía, sumado a su simpatía por el actual gobierno ecuatoriano y sus ganas de hablar de politica, no faltaron temas de conversación durante el camino al centro. Entre ellos, la explicación sobre las causas que llevaron a Ecuador a adoptar el dólar como moneda oficial, tema del cual deseábamos informarnos.



Atravesamos varias áreas verdes, entre ellas los parques “El Ejido” y “La Alameda”. Al igual que Guayaquil, Quito se caracteriza por ser una ciudad con gran parte de su superficie cubierta de areas verdes, casi el doble que el promedio recomendado mundialmente.

Poco a poco comienza a aparecer frente a nosotros una inmensa estructura neogótica: la Basílica del Voto Nacional.

La basílica comenzó realizarse en 1887 y se la considero terminada en 1924, aunque hasta la actualidad sigue en construcción ya que faltan detalles por terminar. Producto de su interminable construcción, una leyenda urbana dice que el día que sea finalizada se acabará el mundo.




Debo reconocer que si Jaime no se encontraba con nosotros, difícilmente hubiésemos pagado por subir a la torre de la iglesia. Pero luego de visitarla, vale decir que merece la pena pagar los 2 dolares (para extranjeros) que cuesta la entrada para poder conocer la estructura interna de la iglesia, y sobretodo para tener una excelente vista desde el punto más alto de la ciudad. Su torre de 115 metros de alto, conocida como “torre de los condores” la convierte en la segunda iglesia más alta del continente. 






Desde arriba podemos ver una pequeña montaña conocida como "El Panecillo", y en su cima uno de los monumentos religiosos más representativos de Quito: la virgen de El Panecillo

Si continuamos hablando de alturas, a modo comparativo vale decir que esta estatua es más alta que el cristo redentor de Brasil, y al sumar la altitud de Quito, la del panecillo y la del monumento, se convierte en la virgen más alta de Sudamérica.




Un detalle interesante, es que como otros santuarios latinoamericanos de estilo neogótico, la basílica utiliza gárgolas como extractores de agua, pero que a diferencia de los edificios europeos, se destaca por poseer la forma de animales propios de Ecuador. En el caso de La torre de los Cóndores, lleva este nombre por poseer figuras del ave emblema del país. Por ello, no nos resulte extraño si en lugar de encontrarnos con una gárgola vemos un cóndor, una tortuga o una iguana.



Luego nos dirigimos a la Plaza de la Independencia, centro histórico de la ciudad, y rodeada de los principales edificios provenientes de la época Colonial, como la Catedral, el Palacio de gobierno, Palacio de Pizarro, etc.

La Catedral Metropolitana es una de las más antiguas del continente. El exterior de la Catedral no impresiona como la Basílica del voto nacional, pero en cambio destaca por la ornamentación interior. En ella se conservan los restos del Mariscal Antonio Sucre.







Jaime nos invitó a realizar una visita guiada al Palacio de Gobierno. Nosotros desconocíamos que se puede ingresar de manera gratuita con solo registrarse una hora antes. Otra vez, como en el caso de la Basílica, si no fuera por nuestro anfitrión, nos habríamos perdido un interesante lugar a conocer en la ciudad.

El ingreso libre se debe a que desde el año 2007 se decidió abrir la Casa de Gobierno para que la población pueda visitarla.

Al palacio extraoficialmente se lo suele llamar “de Carondelet” en referencia a Francisco Luis Héctor de Carondelet que fue quien ordenó la construcción de la fachada, la cual asombró a Simón Bolívar al verla. 

En el interior del palacio cabe destacar las exhibiciones de objetos regalados al presidente, el salón amarillo con los retratos de la mayoría de los presidentes ecuatorianos y la posibilidad de asomarse por el balcón con vista a la plaza desde el cual el presidente se dirige al pueblo.

En la primer planta, pasando desapercibidas para quien desconoce el dato, hay una serie de barandas que pertenecían al hoy inexistente Palacio de Las Tullerías de París (incendiado en 1871 y demolido en 1883), que fueron compradas por el gobierno de Ecuador.







Finalizada la visita, y antes de volver a casa de Jaime, decidimos pasar por el Mercado Central a comer. Era habitual para nosotros almorzar en los mercados de las ciudades visitadas, pero en este caso, con ayuda de un local para elegir, probamos bebidas como jugo de tomate y de coco.




Mitad del mundo.


Alrededor de 300 manzanas del centro histórico de Quito son consideradas Patrimonio mundial de la humanidad, y es el casco histórico mejor conservado de Latinoamérica. Aún así, posiblemente Quito sea más conocida por ser considerada la ciudad de la mitad del mundo. Esto se debe a que la línea del Ecuador o “latitud 0” atraviesa la ciudad, ubicándola en ambos hemisferios. Si bien Quito no es la única ciudad ubicada sobre la latitud cero, se hizo famosa producto de una expedición realizada en el siglo XVIII por científicos franceses que buscaban determinar la forma de la tierra. En 1936 fueron relocalizadas las marcas realizadas por la expedición, y  se decidió construir un monumento de 10 metros de altura en uno de los puntos que se había determinado que se encontraba en la línea del Ecuador, ubicado en el norte de Quito, en San Antonio de Pichincha. Posteriormente, en 1979 se trasladó ese monumento y fue reemplazado por uno tres veces más grande. 




Actualmente alrededor del monumento se realizó un parque temático denominado “Ciudad Mitad del Mundo” con varios edificios donde se realizan exposiciones, museos, puestos de ventas, etc. Aunque arruine la espectacularidad de viajar a Quito para pisar ambos lados de la línea amarilla que nos indica la división del hemisferio Norte y Sur, es necesario aclarar que realizarlo es más bien simbólico. Ya que a la línea del Ecuador se la considera en realidad una franja de cinco kilómetros de ancho que por las fuerzas de rotación, traslación y nutación (movimiento similar al de un trompo que realiza la tierra) de la tierra hacen que la posición 0°0’0’’ varíe constantemente dentro de esta franja. Hay quienes sostienen que con la aparición del GPS se determinó que la ubicación del monumento y la línea divisoria no es correcta, sino que se ubica en el paralelo 0º 0' 7.83", aproximadamente 240 metros más al sur de la mitad del mundo, y por ende completamente en el hemisferio sur, pero esto por lo dicho anteriormente puede ser relativo al momento en que se realizó la medición.





Ya sea para ver la Mitad del mundo o el casco histórico con sus iglesias y edificios coloniales, Quito es una ciudad que merece la pena visitar. En nuestro caso teníamos solo un día para recorrerla, y inevitablemente terminaron siendo dos. Intentar abarcar todo en un día se vuelve imposible. Primero porque al ser la capital del país, y por ende una de las ciudades más grandes de Ecuador, nos va a demandar tiempo movernos, ya sea en autobús o caminando. Por otro lado, visitar la Mitad del Mundo (como otros sitios interesantes) requiere alejarse del centro, por lo tanto, tenemos que contar al menos medio día entre viaje y visita.

La lista de actividades para realizar es larga, aparte de los lugares mencionados acá, también vale la pena hacer el recorrido por la calle García Moreno o “de las siete cruces” por encontrarse en ella siete iglesias, o subir en teleférico al mirador Cruz Loma para tener una excelente vista del volcán Pichincha (Nosotros intentamos verlo desde la ciudad, pero al igual que en Baños de Agua Santa, el mal tiempo nos lo impidió).

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