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De visita por media Potosí [Febrero 2011]


Luego de volver de un viaje, generalmente me quejo.

Generalmente me quejo de visitar muy rápido una ciudad.

Generalmente me quejo porque me olvide de visitar algún sitio que antes de viajar consideraba importante.

Generalmente me quejo de no tener más tiempo para “vivir” unos días entre los locales.

Generalmente me quejo de que visite todos los sitios que quería, pero demasiado rápido.

Generalmente me quejo, pero solo por quejarme, por nostalgia, por querer conocer más, por estar de vuelta en casa.

Pero de Potosí, generalmente me quejo con argumentos: Por que recorrí “media Potosí”

La visita. 

Un año y medio  atrás, habíamos realizado la locura de visitar Potosí por medio  día (Osea, medio día durmiendo + medio día comiendo – conociendo), por lo tanto, mientras  transcurría nuestro viaje a San Salvador de Jujuy, y en los primeros  días de recorrido, comenzamos a definir el itinerario, y al armar la grilla de días y lugares, a esta ciudad decidimos dedicarle un solo día, ya que a nuestra  opinión, solo nos había quedado una deuda pendiente: subir a Cerro Rico.

Claro, también se podía conocer un poco más la ciudad, pero lo importante era el cerro.

La ciudad de Potosí, sin lugar a dudas, fue el eje económico del Virreinato del Reino de la Plata, una ciudad donde “la plata” era literal. La conquista no solo fijo sus interés en los recursos potosinos, pero sin lugar a dudas, el imponente “Sumaj Orcko” cautivo a los conquistadores.

Los recursos minerales comenzaron a desperdigarse por el resto del continente, principalmente con destino final: los puertos. Pero tanta abundancia, permitió que la ciudad muestre sus joyas, y parte de sus habitantes, vivían entre un lujo increíble. Creándose iglesias y monumentos por todos lados.



La llegada


Luego de una larga espera en La Paz, a las 21 hs, subimos al bus, que a la mañana siguiente nos depositaria en la lejana, pero encantadora terminal de buses de Potosí. Con forma de domo, y un estilo muy moderno, claramente la más linda que vi en el país (y también que las que conocí en Argentina).

Fuente: bluelapisroad.wordpress.com
Como ya sabíamos, y vimos reiteradamente en las televisiones de la terminal de La Paz, ese día, nos encontraríamos con paro de buses. Esto llevo a que luego de esperar en vano “por las dudas” en la puerta de la terminal, terminemos tomando un taxi hasta el centro. El precio que nos indico era 10 bs(1,4 U$s ), o 5 bs por persona (nunca entendí si hubiésemos sido tres si nos cobraba 10 bs o 15 bs…).

Caminamos por la calle Bustillo, y luego por Oruro. En mi mapa la mayoría de los hostels se encontraban en la otra dirección, pero hasta que nos ubicamos en la ciudad, ya estábamos encaminados en sentido contrario. Allí encontraríamos el hostel “Oruro”, el cual nos alojaba por 20 bs, pero no nos convenció, debido a que el agua caliente era solo de 7 a 13 hs. Mucho problema no nos hicimos, ya que a su lado se encontraría otro llamado “La Paz” que por 25 bs (3,5 U$s) nos ofrecía la habitación doble, más agua caliente las 24 hs (baño compartido como siempre)



¿Porque media ciudad?

Por que luego de visitarla, saque una conclusión, conocer Potosí, su historia y su riqueza implica dos partes: Conocer el cerro, y su historia, pero también recorrer la imponente ciudad.

Sus calles, no necesariamente tienen que ser empinadas para ser difíciles de transitar, la propia altura, se encarga de este trabajo. Pero esta dificultosa tarea, no sera responsable de dejarnos sin aire, sino las bellezas arquitectónicas que encontraremos a la vuelta de cada esquina.

A diferencia de otros sitios que visite, no podría decir que un monumento en especial es digno de conocer, ya que cada templo, iglesia, sea de origen español o indígena, posee una relevancia arquitectónica que realiza que por algún motivo, estilo, o detalle, se destaque por sobre otra. Aquí no hay a mi entender, “visitas secundarias” o de menor importancia, ya que por ejemplo, visitar solamente La Catedral de la Villa Imperial de Potosí, situada frente a la plaza 10 de noviembre, es una pequeña parte de las más de treinta iglesias que ya se contaban en el siglo XVII.




La subida al cerro. 

Escribir sobre la minería en cerro Rico, me genera muchos sentimientos, los cuales, para no mezclarnos en este relato, donde la intención es contar la experiencia de la subida, los escribí en Sumaj Orcko, el cerro ya no tan rico.

Esta vez, ya lo sabíamos, para subir a las minas debíamos contratar un tour por lo menos, un rato antes del mediodía. Por ende, luego de dejar el equipaje, nos dirigimos a la plaza central a buscar quien nos lleve. Me encargue de insistirle a Jony que nos aseguremos de subir a Cerro Rico y no a alguna de las otras minas cooperativas, pero con varios cerrados por el paro, elegimos un tour que nos ofreció la excursión a “quien sabe donde” por 50 bs (7,15 U$S). Nos dijeron que esperemos un rato, y antes de salir ya mantendríamos una primer discusión (y por suerte la única) con quienes atendían la agencia.

Mientras nos encontrábamos sentados, ingresa una chica alemana con intenciones de realizar el mismo tour. Si bien hablaba español, el acento indicaría rápidamente su nacionalidad. Consulta sobre la visita a las minas, y el vendedor le indicara que el precio es de 80 bs¿Como? Si a nosotros nos cobraron 50… Jony rápidamente interviene en la conversación, preguntado por que le cobraba ese precio, a lo que le responderán que para los europeos el precio era otro ¿ehh!!, hay un precio para sudamericanos y otro para europeos? ¿El precio es según el idioma que hablas? ¿ Es diferente si en tu billetera tenes pesos argentinos, bolivianos, dolares o euros?. Con tono de enojo, esto seria lo que Jony le respondió, y luego de mantener una discusión, terminan cobrándole a la alemana, el mismo precio que a nosotros.

Luego de esta discusión, llega la camioneta que nos llevara. Con ella nuestro guía, un ex minero, que luego de un grave accidente, se retiro de la minería, pero al no poder alejarse de la misma, -si bien cada tanto vuelve al trabajo- se dedica al turismo.

La primer parada es en el deposito, donde nos brindan indumentaria, botas y un casco para realizar el ingreso. Mientras nos indican como funcionan, nos enseñan y ofrecen comprar distintos tipos de dinamita para realizar una demostración arriba de la montaña, y finalmente nos indican que como tradición, al ingresar en la mina, debemos llevarles regalos al “tío” y a los mineros: hojas de coca, cigarrillos, alcohol, o dinamita, todos exhibidos y vendidos por ellos en esa misma habitación. No lo tomamos muy bien, ya que nadie nos dijo que tendríamos un gasto extra, e inclusive al estar ya ahí adentro, nos obligaban a comprarle a ellos, siendo que afuera podríamos pagarlo más barato. Aun así, llevamos algunos objetos, decidiendo que no sea alcohol para no fomentar que tomen (igual esto no les cambiaría en mucho su forma de vida, pero era lo mínimo que sentíamos que correspondía hacer). 

Ya vestidos nos dirigimos a los ingenios, donde nos muestran los distintos procesos para extraer los distintos minerales de la roca. Finalmente, nos dirigimos a la mina.

Subimos al cerro, nuestro guía dirá de utilizar la dinamita que compramos, realiza la preparación, y una vez con la mecha, la enciende. A diferencia de los dibujos animados, el tiempo en consumirse permite que los mineros se alejen sin problema, en nuestro caso, que la tengamos en nuestras manos, saquemos fotos y filmemos. Luego de esto, seriamos sorprendidos con una explosión que no esperábamos sea de tal magnitud.




Ahora si, nos sacamos unas fotos, e ingresamos a la mina. Las paredes de los túneles, un legado de la colonia, a pesar de sus edad, me brindan seguridad de que allí por lo menos, estaríamos seguros.

Comenzamos a avanzar, comienza a subir el nivel de agua en el piso, así como la temperatura del ambiente. Por momentos, el camino se angosta, y la altura hace que tengamos que agacharnos para seguir avanzando. nos permiten tomar los picos y las palas, para fotografiarnos imitando trabajar allí. Finalmente, nos llevan a visitar a “el tío” a quien le dejaremos las ofrendas, junto a una plegaria, y un pedido de nuestro guía para que “el tío” nos ayude.





¿Porque la ciudad del estaño y no de la plata? Según una de las leyendas, una noche del año 1545, el pastor quechua Diego Huallpa, luego de perderse, decidió acampar al pie del Cerro Rico y encendió una fogata. Cuando despertó, se encontró con que, entre las brasas de la fogata, brillaban hilos de plata, fundidos y derretidos por el calor del fuego, tanta plata había en el cerro, que no hacia falta ni siquiera excavar para encontrarla. Luego de siglos de explotación, cada vez se torna más difícil encontrar este mineral, por lo que el estaño paso a ser la principal extracción junto a otros minerales, al punto que, la plata de baja calidad, que en tiempos de la colonia se dejaba tirada, hoy día también se comercializa.


De vuelta en la ciudad

Una vez de vuelta en la agencia, frente a la plaza central, nos dirigimos a almorzar junto a la chica alemana con quien realizamos la excursión, para luego regresar al hostel a reacomodarnos y seguir conociendo la ciudad. Lamentablemente, una gran lluvia dificultara el recorrido. Aun así, en un momento que se detuvo, decido salir a conocer la casa de la moneda, pero solo llego a visitar su patio, ya que se encontraba en horario de cierre. Con un cielo amenazante, y sin notar la importancia de recorrer los distinto templos de la ciudad, regreso al hostel. La mañana siguiente, nos encontraría viajando a Sucre.

Datos de interés 

Taxi terminal al centro de Potosí: 10 bs (1,4 U$s ), o 5 bs por persona (nunca entendí si hubiésemos sido tres si nos cobraba 10 bs o 15 bs…).

Hostel “Oruro”: 20 bs por persona. Habitación doble, electricidad y agua caliente de 7 a 13 hs.

Hostel “La Paz”: 25 bs (3,5 U$s) por persona. Habitación doble, más agua caliente las 24 hs (baño compartido como siempre)


Excursión cerro Rico o minas cooperativas: 50 bs (7,15 U$S). El precio es aproximado, ya que dependerá mucho del precio que quiera cobrarnos el vendedor.

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