Huacachina, el oasis de América.
El norte de Chile y todo Perú en su zona costera tienen una particularidad que por lo menos a mi me llama mucho la atención, y es que a pesar de su cercanía al mar, la tierra es árida formando grandes desiertos, denominados en su conjunto “Desierto del Pacifico”.
En el caso del norte de Chile es el desierto de Atacama, la zona más árida del planeta. Y en Perú podemos viajar por horas vecino a la costa y ver hacia ambos lados de la ruta solo arena y médanos pertenecientes al Desierto Costero Peruano en centro y sur y el de Sechura al norte. Por esto que uno de los lugares más representativos de Perú es el oasis de Huacachina, vecino a la ciudad de Ica.
En el caso del norte de Chile es el desierto de Atacama, la zona más árida del planeta. Y en Perú podemos viajar por horas vecino a la costa y ver hacia ambos lados de la ruta solo arena y médanos pertenecientes al Desierto Costero Peruano en centro y sur y el de Sechura al norte. Por esto que uno de los lugares más representativos de Perú es el oasis de Huacachina, vecino a la ciudad de Ica.
Un alto porcentaje de los turistas que llegan a Ica es para visitar Huacachina, por lo cual conseguir transporte resulta sencillo. La laguna se ubica a cinco kilómetros de la ciudad y basta con frenar cualquier taxi o moto-taxi para que nos lleven por unos pocos soles.
Décadas atrás Huacachina servia como balneario para la población de la zona, pero actualmente ya no cumple su función originaria y no es aconsejable entrar al agua. A su alrededor no vamos a encontrarnos con un pueblo que vive de los recursos naturales de este “oasis” como puede llegar a pensarse, ya que ahora el único recurso explotado es el turismo, y esto nos quedará bien claro desde el momento de nuestra llegada.
Décadas atrás Huacachina servia como balneario para la población de la zona, pero actualmente ya no cumple su función originaria y no es aconsejable entrar al agua. A su alrededor no vamos a encontrarnos con un pueblo que vive de los recursos naturales de este “oasis” como puede llegar a pensarse, ya que ahora el único recurso explotado es el turismo, y esto nos quedará bien claro desde el momento de nuestra llegada.
A decir verdad, al visitarlo no me deslumbre demasiado por lo que me encontré y me siento conforme de haberle dedicado solo algunas horas. Pero a pesar de esto, y dejando de lado por unos momentos los aspectos que me hicieron poco atrayente el oasis, Huacachina tiene algunas particularidades a destacar.
Cuando hablamos de un oasis nos referimos a una zona fértil, con vegetación y generalmente con agua (ya que la primera necesita de la segunda para crecer) en un lugar desértico. Tal vez pensar en estos lugares nos remonten al norte de África, en el desierto del Sahara, y no tanto a América. Si esta asociación es la primera que se vino a nuestras mentes, tan equivocados no estamos, ya que en realidad es extraño encontrar oasis en el continente americano, tan extraño que la laguna de Huacachina se considera el único oasis de América.
Pero hay que decir que algunos años atrás no solo existía esta laguna, sino que eran cuatro vecinas a Ica: Huacachina, La Victoria, La Huega y Orovilca. Lamentablemente las últimas dos fueron secándose hasta desaparecer completamente, restando solo vegetación en la zona. La Victoria, seca durante décadas, desde hace un tiempo cuenta con agua nuevamente también gracias a la irrigación artificial. En el caso de Huacachina, la laguna aún posee agua, pero para no tener el mismo final que sus vecinas es irrigada artificialmente a través de tuberías. Aún así son constantes los problemas respectivos al mantenimiento principalmente del nivel de agua generando continuos debates sobre su futuro (para muchos incierto).
Saber esto puede restarle encanto a Huacachina, aunque no así hacerla indigna de visita, pero en gran parte si la visita no me resulto del todo satisfactoria es por la falta de mantención del predio que conforma el “oasis”.
Aún así Huacachina es un lugar perfecto para disfrutar de apreciar el desierto peruano en pocas horas y sin adentrarse demasiado en él, ya sea caminando por las dunas o realizando algunas de las actividades que ofrecen las empresas dedicadas al turismo: Dar un paseo en tubulares (buggies) por la arena y hacer sandboard.
Consejos:
●Aunque pueda parecer algo básico, es conveniente visitar huacachina con calzado cerrado, ya que caminar por la arena caliente puede llevarnos a que pasemos una tarde con complicaciones, e incluso impedirnos de caminar demasiado por la arena. (Soy de los que no pensó en esto en ese momento, por eso luego de padecerlo recomiendo que otros no lo hagan).
●Según entiendo, las agencias de turismo manejan un único precio para sus excursiones, por lo tanto no sirve de mucho insistir en regatear el precio o en analizar hasta el cansancio distintas opciones.
●Particularmente en Huacachina no hay demasiado para hacer. Las actividades se limitan al paseo en vehículo por las dunas, sandboard, comer en algún restaurante, o simplemente apreciar la laguna y el paisaje. En pocas horas es posible agotar todas las opciones a realizar, y por ende puede resultar exagerado restar más de un día allí.
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